Tiempo de regresar a casa

Este capítulo es un extracto del libro Filosofía explicada con canciones

Disponible en ebook y físico, en Amazon.

Durante esta pandemia casi todos nos hemos visto compelidos a recluirnos en nuestra casa, en aquellas paredes donde usualmente dormimos. Pero ese “regresar a casa” no siempre ha significado “regresar al hogar”. Dos pueden vivir en una misma casa, hermosa y grande, y al mismo tiempo tener dos historias separadas, como dice la cancion: «The house is filled with rare antiques, there’s marble on the floor / beauty all around us like we’ve never seen before», y a la vez echar de menos algo: «Now we live in a two story house whoa, what splendor / but there’s no love about» (George Jones & Tammy Wynette, Two Story House, 1980).

“Hogar” es algo mucho más profundo que una mera casa. De esto hablaré hoy, en el cumpleaños de mi madre, quien con mi padre ha sabido crear de una manera maravillosa un verdadero hogar luminoso y alegre, como san Josemaría quería que fueran todas las casas del mundo. ¿Pero qué es un hogar?

Casa y hogar

No es lo mismo construir una casa que un hogar. Mi padre que es arquitecto ha levantado muchas casas, pero solo ha construido un hogar. Con un poco de técnica, arte y ciencia se ponen unos ladrillos aquí, unas columnas allá, y se tiene algo más o menos digno para vivir. Uno puede habitar en cualquier lado. Los filólogos dicen que la palabra “habitar” viene del latín habere, que significa tener. En español “habitación” significa tanto un cuarto, como la acción de habitar. Cuando echamos nuestros huesos en algún cuarto, para vivir ahí, ese lugar se hace nuestro, lo habitamos. Un cuarto, una cueva, una carpa, hasta un cobertizo puede servirnos de casa.

Pero construir un hogar es algo muy distinto, de otras proporciones. El hogar es algo mucho más íntimo. Es «ese rincón de la tierra donde cada uno tiene la conciencia clara de ser él mismo, sin necesidad de actuar, de disimular. Cuando por la noche cerramos la puerta de nuestra habitación y nos quedamos a solas, aparece lo que realmente somos y nos enfrentamos sin máscaras a la alegría, el sentimiento de soledad o la tristeza, cansancio, etc. En casa, al fin, no hay miradas extrañas, todo nos es familiar, no hay que disimular»[1]. En verdad, «there are few things pure in this world anymore, / and home is one of the few» (O.A.R., I Feel Home, 1999). Si uno está alegre, uno puede estar Bailando sin salir de casa (Olé Olé, 1986). Y si uno está triste, en el hogar es donde uno derrama sus lágrimas.

El hogar se hace. «Daddy built it with his own two hands» (Blake Shelton, That’s What I Call Home, 2001). Por eso es emblemática la figura del padre protector: en la casa los techos nos protegen de la lluvia, en el hogar el padre nos protege de la adversidad. Esto también se aplica a la madre, y a cualquier miembro de la familia, porque todos allí están llamados a construir el hogar. Phillip lo explica así en una bellísima canción de cuerdas y batería: «Don’t pay no mind to the demons / They fill you with fear / (…) Just know you’re not alone / ‘Cause I’m going to make this place your home» (Phillip Phillips, Home, 2012).

No siempre hemos crecido en un hogar. Gracias a Dios me ha tocado nacer en uno muy cálido, pero esto no es fortuna de todos. Otras personas se pasan la vida buscando un hogar: «I’ve been searching for a place of my own / now I’ve found it / maybe this is home» (Switchfoot, This is Home, 2008). Mas es preciso convencerse de que todos tenemos ese mágico poder divino de convertir una casa, cualquier casa, en hogar. Madness hablaba de «our house, in the middle of our street / our house, in the middle of our» (Madness, Our House, 1983). Esto es bastante profundo. El hogar está en medio de las personas. ¿Cómo se lo hace? Con mil detalles, como la misma cancion lo recuerda: «Father gets up late for work / mother has to iron his shirt / then she sends the kids to school / sees them off with a small kiss» (Our House, 1983). Y en otra pieza se oye que en el casa «daddy gave life to mama’s dream» (Miranda Lambert, The House That Built Me, 2009).

Sobre todo es el amor lo que transforma unas paredes en hogar. Nada más profundo que estas palabras: «Mama said home is where the heart is / when I left that town» (Lady Antebellum, Home Is Where The Heart Is, 2008). Solo el Amor basta, diríamos parafraseando a una santa de Ávila. Con la gente amada, ¿para qué más? Con ella bien se puede cantar: «We’ll have a house party, we don’t need nobody» (Sam Hunt, House Party, 2014).

Sentido de pertenencia

En las canciones sobre el hogar, que son muchas por cierto, se repiten sobre todo dos ideas: el sentido de pertenencia a la propia casa y el llamado a regresar a ella. El sentido de pertenencia o “arraigo” es una inclinación natural de todo ser humano. Arraigo significa echar raíces, y donde uno primero las echa es en la casa paterna. «That’s where we grew up» dice la cancion That’s What I Call Home de Blake Shelton (2001). Pero luego esa inclinación «se amplía al lugar de origen, al pueblo, la propia tierra, el origen de mi estirpe»[2]. John Denver lo expresa muy bien cuando canta: «Country roads, take me home / to the place I belong / West Virginia, mountain mama / take me home» (Take Me Home, Country Roads, 1971).

De niño no sé cuántas veces canté «El patio de mi casa es particular» (versión 2017), pero solo hace poco he llegado a entender lo que significaba esta canción. ¿Por qué ese patio es tan particular? ¿Por qué es particular, si, como dice la canción, «cuando llueve se moja / como los demás»? Simplemente porque ahí nos agachamos y nos volvimos a agachar, porque hicimos molinillo, y el «corre, corre, que te pillo» con la gente querida de nuestra niñez, que lo eran todo para nosotros. Una nostálgica pieza instrumental de Ludovico Einaudi, titulada Dietro Casa (2004), nos vuelve a hablar de lo que está detrás de la casa. ¡Cuántas cosas hemos hecho allá! ¡Ahí crecimos!

«El hogar es ese lugar donde nos encontramos con nosotros mismos. En él guardamos parte de nuestro yo»[3]. Es justamente en el hogar donde encontramos nuestro refugio: «when life gets hard that’s where we go» (Blake Shelton, That’s What I Call Home, 2001). Uno puede guardarse dentro de unas paredes, de unos brazos, o de un rostro. «In your arms (…) It feels like home to me / Feels like I’m all the way back where I belong» canta Chantal Kreviazuk (Feels like home, 1999). Uno puede guardarse en el rostro de quien nos quiere, porque «when I see the faces that remember my own. / I feel home» (O.A.R., I Feel Home, 1999).

La pérdida del hogar

En muchas canciones se lamenta haber dejado el hogar. Aquello es como perder el origen, como perder la hoja de ruta de la vida. Tal pérdida arrastra a otras pérdidas: nuestro ideales y todas nuestras cosas también pierden sentido. Entonces, por ejemplo, se recuerda: «Oh mother tell your children / not to do what i have done / spend your lives in sin and misery» (The Animals, House Of The Rising Sun, 1964). Otra forma de perder el hogar es cuando la pareja se va de casa. Melendi lo lamenta de esta manera: «no hay manera de olvidar que sin tu interpretación / la casa no es igual (…). Me paso todo el día patinando / porque nuestra habitación ahora es de hielo» (Melendi, la casa no es igual, 2016).

Con la pérdida del hogar la persona inicia un proceso de extrañamiento o “alienación”, por usar la terminología de algunos filósofos modernos. Lo primero que se percibe es que «times have changed and times are strange / here I come, but I ain’t the same», como lo expresa nada menos que el tierno Ozzy Osbourne en Mama, I’m Coming Home (1991). Conforme pasa el tiempo la cosa se pone peor, porque esa alienación es progresiva y va invadiendo los arcanos entresijos del espíritu. «I wanna come home / and I feel just like I’m living someone else’s life / (…) And I’m surrounded by / a million people I / still feel alone» (Michael Bublé, Home). «Out here it’s like I’m someone else (…) / You leave home (…) I got lost in this old world and forgot who I am» (Miranda Lambert, The House That Built Me, 2009).

Fuera del hogar, la casa donde uno físicamente vive se convierte en un Temporary Home (Carrie Underwood, 2009) o, incluso, en algo que genera aversión. Sin hogar no hay razón para volver a casa. «I won’t go home without you», canta Maroon 5 (Won’t Go Home Without You, 2006). «She wants to go home / but nobody’s home / that’s where she lies / broken inside» (Avril Lavigne, Nobody’s Home, 2004). Y si no hay donde guardarse, entonces ya no se sabe qué hacer. «And I’ve got a strong urge to fly / but I got nowhere to fly to (…) / I’ve got a pair of Gohills boots / but I got fading roots», se lamenta Pink Floyd en Nobody Home (1979).

Camino a casa

Como quedó escrito, las canciones sobre este tema repetidas veces hablan del camino de vuelta a casa. El deseo de regresar puede encenderse con cosas las cosas más triviales: con una canción que escuchamos en la radio, con un recuerdo, con una pena… «The radio reminds me of my home far away /driving down the road, I get a feeling / that I should have been home yesterday, yesterday» (John Denver, Take Me Home, Country Roads, 1971). Y en otro lugar se escucha: «cuando te vi logré entender / cual era el camino / de vuelta a mi casa» (Gepe, Bacán tu Casa, 2012). Esta chispa prende una hoguera dentro de nosotros, la hoguera del hogar paterno. Las cosas se revuelven en el baúl de los recuerdos, donde el presente se compara melancólicamente con los años dorados. «I don’t know no town / like the old town. / Even when the miles are many / I feel like I’m still around / (…) That keeps me turning home» (David Nail, Turning Home, 2009).

No siempre es fácil desandar lo andado. La excusa resulta fácil: «I’m wasted and I can’t find my way home» (Blind Faith, Can’t Find My Way Home, 1969). A veces necesitamos una luz, alguien que nos dé un aventón, como lo sugiere James Blunt en Carry You Home (2007). No es fácil regresar a casa: muchas canciones lo cantan. Pero la música también nos hace esta pregunta:  Who Says You Can’t Go Home? (Bon Jovi, Jennifer Nettles, 2005). Quien después de escuchar «the Tears of a Clown» se decida a caminar, podrá repetir con una gran alegría «tell the world that I’m coming home / let the rain wash away all the pain from yesterday / I know my kingdom awaits and they’ve forgiven my mistakes» (Diddy & Dirty Money, Coming Home ft. Skylar Grey, 2010). Basta ponerse a caminar para cantar con alegría: «I’m going to the place where love / I’m going home / back to the place where I belong» (Daughtry, Home, 2006). «We’re going home. / If we make it or we don’t, we won’t be alone / when I see your light shine, I know I’m home» (Vance Joy, We’re Going Home, 2018).

Al final del largo camino aparecerá el hogar, quizá un poco trasmutado. «Now through the years a lot has changed (…) but (…) I thank God some things still remain» (Blake Shelton, That’s What I Call Home, 2001). Aparecerán unos padres que han esperado años, pensando y pensando en el hijo quizá un poco descarriado. Un par de canciones me recuerdan la entrañable parábola del hijo pródigo: la de Shawn Colvin, Sunny Came Home (1996) y la de Fine Young Cannibals, Johnny Come Home (1984). Si Jesús hubiera puesto música a la parábola, quizá hubiera pensado en alguna de estas melodías.

Uno ha de volver al hogar para guardarse en el calor de quien nos ama. «There’s a fire softly burning; supper’s on the stove / But it’s the light in your eyes that makes him warm» (John Denver, Back Home Again). Aunque el mundo nos lo reproche todo, en casa permanecerá alguien en quien confiar, y —no menos importante— alguien que confíe en nosotros. «This is home / belief over misery» (Switchfoot, This is Home, 2008).

Esto no termina aquí

Toda la vida es un caminar a casa. «This is my temporary home / It’s not where I belong (…) / This is just a stop, on the way to where I’m going / I’m not afraid because I know this is my / temporary home», dice Carrie Underwood (Temporary Home, 2009). No somos más que viatores, migrantes en busca de la propia patria, peregrinos de un largo viaje que termina en la eternidad. Toda la vida es un largo viaje a una casa prometida: «it’s just a long way home (…)  / ‘Cause really all we are is just pilgrims passing through / (…) ‘Cause our God has made a promise (…) ‘Cause he’s going to lead us home» (Steven Curtis Chapman: Long Way Home, 2011).

Ya hemos dicho que el hogar principalmente lo constituyen las personas. Si esta vida tiene sentido, si hoy andamos por aquellos caminos que llevan a casa, después de este largo peregrinar aparecerá nuestra verdadera casa, nuestro hogar con nuestra gente. «And then a thousand years and a thousand tears / I come to finding (something’s wrong here) my original crew / ‘Cause to me throughout eternity / There’s somewhere where you’re welcome to go» (O.A.R., I Feel Home, 1999).

Los ojos se cerrarán, y la luz llegará. Alguien nos dará la bienvenida. Nos dirá: «You have sacrificed much to be here (…) Welcome home from the bottom of my heart» (Dave Dobbyn, Welcome Home). En ese momento todo adquirirá sentido. Lo discordante encontrará concordia, y veremos que «all the colours are one» (ibid.). Entonces, solo en entonces, habrá que festejar en casa. Lo que en este andar era una aspiración («I’ll be home for Christmas / if only in my dreams» cantaba Bing Crosby en I’ll Be Home For Christmas), allá en el otro mundo será una realidad, porque «there’s no place like home / especially Christmas Eve» (Glen Campbell, There’s no Place Like Home).

* * *     * * *     * * *

Siempre se puede regresar a casa. Toda la vida es caminar al propio hogar.

¡Feliz día mamá!

Juan Carlos Riofrío Martínez-Villalba

Atlanta, 21 de abril de 2020


Mira en YouTube el playlist de Filosofía explicada con canciones
Podcast «Filosofía explicada con canciones»
Encuéntralo también en SpotifyPocket CastBreakerGooglePodcast y Apple Podcast

[1] Ricardo Yepes Stork y Javier Aranguren Echevarría, Fundamentos de Antropología, 5ª ed., EUNSA, Pamplona 2001, p. 88.

[2] Ibid.

[3] Ibid.

Publicado por Juan Carlos Riofrío

Jurista, filósofo, escritor, descendiente lejano del primer novelista ecuatoriano, Miguel Riofrío. Abogado, autor de trece libros, y profesor de derecho en varios países del mundo.

7 comentarios sobre “Tiempo de regresar a casa

  1. Cuanta emoción da leerte!!
    Escribes lo que vives !!! Y elevas el alma hacia horizontes tan sencillos como concretos!
    Dios te bendiga hijo mío!!!!
    Hogar es el lugar donde está tu corazón!

    Me gusta

  2. Me encantó tu escrito. La manera como explicas algo tan importante y profundo como el concepto hogar, familia, haciendo uso de expresiones de la cotidianidad plasmadas en canciones populares. Muy bueno!

    Me gusta

  3. Gracias Juan Carlos por esta bella inspiración que compartes. Me he sentido muy identificado desde el inician hasta el fin. Un abrazo fuerte!

    Me gusta

  4. Gracias, Juan Carlos, por compartir este mensaje conmigo. Justo el 21 de abril en que terminaste este escrito cumplió 60 mi esposa. Muy lindo y tan cierto. Gracias por tus oraciones y tus buenos deseos. Un abrazo.

    Me gusta

  5. ¡Muy bueno Junca! Gracias por compartir estas líneas escritas con tanto cariño para tu madre.

    Valdría la pena crear una playlist con todas las canciones.

    Fuerte abrazo.

    Me gusta

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar